miércoles, 5 de agosto de 2009

Sigue...


¿Nos vamos curando?
¿Los silencios están hablando?
¿Los ruidos por fin callando?
Violines aún tocando…

¿Caminando hemos encontrado?
¿Los pasos se han amansado?
¿Los horizontes por fin despejados?
Rastros aún delatando…

¿Hemos abierto más los ojos?
¿Los sueños han quedado cortos?
¿Los centros por fin de nosotros?
Sirena aún cantando…

¿Pintamos ya en tono claro?
¿Las formas han cambiado de lado?
¿Las líneas por fin con un solo trazo?
Azules aún vibrando…

¿Nuestra sangre ahora reclama menos?
¿Los truenos ya los vemos de lejos?
¿Los huracanes por fin sólo viento?
Colibrí aún aleteando…





Nunca te vi más valiente como ahora… tienes razón, muchas veces no te vi…
No sólo sin miedo a la profundidad, también sin miedo a la oscuridad en la profundidad… y ahora tengo que escribirte porque si no creeré que eso no existe… no quiero que me comience a dar igual que busquen estar en la claridad no por libre tránsito hacia ella, sino por evitar lo que entraña el otro extremo, todo aquello que no es claro, que esconde, que es búsqueda sin certidumbre, que es encontrar a tientas pero encontrar… y tú siempre tan decidida y dispuesta a encontrar sin importar lo que te encontrara a ti…
Por eso en una palabra encontrábamos dos tú y yo… siempre había más… y ahora están regadas por todas partes...

Estaba tratando de encontrarte una metáfora exacta y lo que encontré fue casi una fábula exacta… eras animal, tranquila, yo también otro animal… yo más bestia aún… te defendías tanto, te defendías de todo y de todos y soltabas mordidas a quien sospecharas quisiera meterse con tu derecho a ser… y yo venía siendo más animal… y nos encontramos, estábamos en calma cuando nos buscamos, nos reconocimos y fue hermoso… pero nos encontramos con los otros y con los pasados, y en sospechas nos encontraba el futuro… nuestros pasados vinieron a nuestro presente y soltabas mordidas nuevamente, a veces me confundías con los otros todos y no es que quisieras, venías de morder y el instinto te quedaba…era desborde, lo sabía, lo reconocía…y entonces me mordías… y yo me quedé pasmada, maravillada de verte, cuánta fuerza, sudando intensidad, eras tan de ti, salvaje, sin deberte a nadie… no había visto a otro igual… admirando una fiera mayor a mí, repito era hermoso… nada semejante antes y sangraba tus heridas con gusto… es placer ser mordido por furia real, verdadera, conciente, de quien ha ido al fondo de sí y no la ata nada… no es nada noble sangrar por heridas vulgares, hechas por gente vulgar, común y corriente, gente que no es animal, que no sabe ser animal, que muerde por reacción… reacción de gente…gente de razón y de inconciente… te amé… y yo animal sabiendo morder… queriendo morder… intenté dar lo contrario a mi instinto, era una batalla constante, con toda esa fuerza amar… pero esa misma fuerza reclamándote en su otro lado defensa, contraataque… (¿cómo se aman dos personas así? Por eso te amé más yo… para evitarnos la pregunta… en realidad, para evitarte la respuesta) no siempre lo lograba y solía rasguñarte, lo notabas… y entonces te daba razón, entonces yo me hacia igual a los otros todos y te convertía a ti en ellos… y tú tan igual a mí, buscando también con toda tu voluntad no devolver y me lamías y entonces yo te lamía y volvíamos a encontrarnos, sabíamos había algo mayor… nos unía la naturaleza… esa misma que si se veía trasgredida, nos separaba… Pero te decía, yo era más bestia aún, por eso no veía como tú… tú sabías de rutas, de caminos, tu olfato era mayor al mío… tú supiste ser mejor animal y ante todo querías que no dejáramos de serlo, por eso me cuidaste en todo momento… nos cuidaste… nos cuidas, dos animales que se cuidan se dejan ser animales… y sí, yo me aprendí de ti… como de nadie…


“Desde las profundidades en donde corre el agua, surge y regresa… para siempre.” (V)


‎"Eres el pleno sentido, la creencia confiable,
esa que, diosa al fin, aunque todo se hunda, nunca se tambalea" Hegel

1 comentario:

Julio Romano O. dijo...

¡Métase usted ENESTEPRECISOMOMENTO a mi blog y desmienta eso que sugieren las últimas palabras del más reciente comentario que usted dejó ahí abandonado, ¿me ha entendido, señorita Saida Lizbeth Portilla Portilla?!
O divulgo que te gusta el futbol y que les vas al América.