martes, 26 de enero de 2021

Danza en par

 


¿Los has visto volar?
Cuando hay un par de ellos danzando en el aire, hay momentos en que su sincronía, su negrura, su cercanía y juego forman una malévola calca... la fantástica realidad es esa, dos en el cielo. Es cuando se acercan a la tierra que se vuelve confuso, planean de tal manera que pareciera ser uno proyección del otro... los mismos movimientos...
Tardarías en definir cuál es el verdadero y cuál es la sombra.

Ahí... sobre superficie, cuando vuelan bajo, la realidad pareciera otra. Pero... siempre retoman altura y ya sin lugar para sombra, todo se aclara...
Siempre fueron dos en majestuoso vuelo...
Lo cierto es que ni el cielo ni la tierra son engaño, para ninguno de los dos... así que, vuela.


martes, 24 de marzo de 2020

no te quería incasable, te quería incansable...




te cansaste, te casaste, lo primero me duele más que lo segundo…
el que te hayas casado antes de haberte conocido me tiene sin cuidado,
te encontré y poseemos lo mismo, estamos hechos en par,
yo resueno en ti y tú en mí, de eso estoy segura…
pero ¿cómo perdonar que te canses?
Muérete ya, de una vez por todas…
esta vida nos sirvió para un carajo… 

sábado, 29 de junio de 2019

MÍO


 


      la caricia, de mi mano...
      la sonrisa, de mi boca...
      la mirada, a través de mis ojos...
      el tiempo, de mi vida...
      el vicio, de mi cuerpo...
      la idea, de mi mente...
      las palabras, de mi arte...
      el espejo, de mi suerte...
      el amor, de mi muerte...
   

domingo, 5 de mayo de 2019

Nada se acabó



y si digo se acabó...
y si pienso se acabó...
y si escribo se acabó...
y si creo que se acabó...
y si siento que se acabó...
y si imagino que se acabó...
y si me sostengo del se acabó...
y si cuestiono cualquier se acabó...
y si continuo a partir de ese se acabó...
y si puedo seguir después del se acabó...
y si todo pierde sentido pasando el se acabó...
y si me convierto en sirena...

Punza

habla...
dilo...
que salgan todas de un hilo,
aunque tensas se muestren con filo...

Abre la boca
y expulsa,
lo primero
siempre tendrá esa excusa...

No pares
no frenes
no la contengas
piérdele miedo a
la idea inconclusa...

Canta o grita,
que aquí lo importante
no es la cantidad de tinta...
que sonando se abra
que cualquier nota surja
ya sea final
o causa
siempre y cuando
te describa la ruta...


miércoles, 10 de abril de 2019

Atropello



Morir imaginando

cómo muere la memoria



orgullosa de mi amor, creída de mi mundo ideado. no aprendo el arte de poner freno. al conducir, uno de los pasos que más detesto es cuando me hacen frenar ya sea por necesidad o no, ya sea un alto, otro carro, un tope, etc. sólo no lo soporto… bastante seguro es que me escuchen maldecir o gesticular incansablemente bajo la desesperación que esto me provoca… el tener que detenerme. soy capaz de tomar rutas inesperadas o no tan lógicas, hasta equivocadas, con tal de no frenar, de seguir sintiendo velocidad o continuidad en el trayecto… la pausa... que las cosas dejen de pasar... que no sucedan... es ese clase de muerte no he aprendido a sobrevivir... 

domingo, 30 de septiembre de 2018

Mis tres...




¿Qué hubiera sido de mí sin ese amor sacralizado?
¿qué hace una sin su pasado?
Jamás le cedería la posibilidad a otro aburrido e inoportuno pasado
pero ¿qué hacemos ahora tiempo?
te sedujo y quedaste prendado de mi hermana la imaginación
aunque lo entiendo... yo tampoco viviría ni un minuto sin ella...




Me sacudo de ustedes como la mujer que necesitó latir con tres corazones enteros para hacerla revivir.  No me di tregua y usé cada gota de sangre de la que me pudieran proveer, no esperé donaciones,  extraje la que necesitaba en cada momento en que sentí asfixia, seguí y seguí, turnándolos, hasta dejarlos secos. No siempre estuvo disponible y ante esa falta de disponibilidad justifiqué con mil  versiones en mi cabeza cómo poder obtenerla. 

Primero te vi a ti A y reconocí que me darías fuerza, estando a punto de desvanecerme de dolor ante la primera confesión de muerte conmigo misma, estabas tú ahí, frente a mí, viendo lo que acontecía, ya habías sido testigo de bastante… ¿lo de esa noche? Una borracha llorando sin sentido, abrazando a su mejor amigo, después de haber besado a varios y varias. Sentí el primer respiro, la primera descarga que me hizo palpitar nuevamente, saber que alguien también me había visto… alguien con ese temple, con la belleza-fiereza de tu carácter, con la potencia de tu mirada... en ese momento reconocí en tus ojos un dolor semejante, algo en ti también estaba roto, así te convertiste en mi otro, en legítimo espejo y comencé a ponerle subtítulos a nuestras miradas… tú seguiste poniendo subtítulos a las canciones y vislumbré otro mundo posible… si tú seguías de pie yo también podía dejarme morir…

Luego llegué a ti J, ya había puesto mis ojos en ti aún antes de necesitarte… por alguna razón eres la punzada más fuerte en esta sacudida, la lágrima más sentida… ya reconocida mi muerte, daba pasos más o menos determinados hacia mi duelo, me iba desprendiendo de la vida que tanto amé y tal vez necesitaba explicármelo, traducirme o crear lenguajes que delinearan porvenir…  tus ojos me descifraban y yo me iba descifrando en ellos, me devolvías toda información con una lógica distinta, la tuya, la mía confrontada…  nacía una nueva verdad… ahí mismo, entre tú y yo, en cualquier momento, en cualquier lugar, al encontrarnos, todo minuto era espacio de creación… contigo no sólo respiraba otra vez,  sino que nadaba libremente en mutua complicidad, sin necesidad de tomar aire…  se hizo realidad la revelación de un sueño, originar una naturaleza alterna…

Finalmente te presentaste tú M, en la noche menos esperada, ni siquiera te advertí… yo estaba en busca de revancha, de algo que coronara mi orgullo… y me topé con el tuyo, brillando bestialmente, con la misma intensidad que el mío… tal vez yo deseaba sacar ventaja, probar mi superioridad ante lo sucedido… a mí nada me revuelca, yo le doy la vuelta a cualquier situación, supongo que eso viste y también te enganchaste… y me dije: ¡Vaya! ¡Lo encontré! Eras franco, directo, sin dobleces, lo que necesitaba… camino llano para andar, energía plena sin la opacidad de la duda…  animalidad correspondida, mis manos alrededor de tu cuello y nuestros ojos clavados uno en el otro confirmaban un camino sin atajos… pocas veces he sentido tanta dicha, me hiciste estallar en colores que yo misma ideé, lo había conseguido finalmente, era feliz en una dimensión ya intuida…  



Hoy mi corazón vuelve a latir por sí solo y lo desconozco, porque posee sangre que no le pertenece, pero me voy habituando a esta vida de múltiple transfusión, con todo esto que de mis tres, sólo imaginé….


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¿Quiénes se creyeron ustedes tres?
Mis tres, porque eran míos, porque los hice míos
y al hacerlos míos significó que pudieran pasar sin ningún tipo de permiso
Más bien ¿quién creyeron que era yo?
¿me vieron y los llamé?

¿los llamé y se vieron?

sábado, 1 de agosto de 2015

así como digo una cosa, digo otra... (jugando con su gíglico)

Apenas él le repasaba con la palma de su mano el pezón, a ella se le agolpaba el ritmo y caían en húmedas tempestades, en salvajes espasmos, en agonías exasperantes. Cada vez que él procuraba peinar sus bosques de vello, se enredaba en tal vaivén quejumbroso que tenía que posarse de cara a ese denso terciopelo, sintiendo cómo poco a poco esas selvas se espesaban, se iban apelmazando, escurriendo, y así  poder quedar tendido como el suelo de tierra al que se la han dejado caer gotas de huracán. Apenas se empiernaban, algo como un corto circuito los embestía, los extraviaba y paralizaba, de pronto era un tifón, la estruendosa marea que convulsiona, la centelleante orquesta del infierno, los esperpentos del orgasmo en una tiránica y olímpica ola. Clemencia! Clemencia! Arrastrados hasta la cima del universo, se sentían fluorescentes, libélulas, aguamar. Temblaba el cielo y se vencían las bóvedas y todo se disolvía en un profundo vórtice, en cascadas de flujo, inundando sábanas, en caricias casi crueles que los arrinconaba hasta el límite de las lujurias… 

El llamado...



Corrí y corrí, como nunca antes, como nunca después... exhausta, desesperada… sintiendo que mis piernas eran hilos pendiendo de mi muy pesada cadera, de mi inaguantable cuerpo…

"¿Cómo es que mis endebles piernas han podido avanzar hasta aquí?"

Recordé ese sueño recurrente que tenía de pequeña, donde se me presentaban contrastantes dimensiones en un espacio vacío: esferas gigantescas y de estratosférico peso sostenidas con un palillo, masas de volúmenes densos y exorbitantes colgando de apenas un cabello; se me vino a la mente cómo me despertaba de golpe, completamente confundida, con la sensación atrofiada, desfigurada, tratando de poner orden en mi muy confrontada razón, casi siempre me venía el impulso de vomitar, una incontrolable náusea… la misma que experimentaba en este momento al verme correr frenéticamente en medio del bosque, sabiendo que mis piernas no estaban hechas para eso.

"¿Cómo es que lo sigo haciendo? ¿Cómo es que no he caído ya?"

Tal vez estos constantes cuestionamientos acerca del por qué seguir de pie eran lo que me había distraído toda la vida de la razón por la que corría. Me había quedado más concentrada en mi incoherente sensación, que olvidé por breves momentos que es por Rodolphe y su falta de coraje, por León y sus pocas agallas que salí huyendo de aquel castillo…

¡Ay esos hombres de los que me había rodeado! ¡Tan hilos! ¡Tan cabellos! ¿Cómo se me pudo ocurrir que podía sostenerme de ellos? Nuevamente, esa agobiante imposiblidad... Y de pronto caí, ahí, en medio de la nada, con mis enormes faldas envolviéndome en un círculo perfecto, un círculo de protección, un círculo de crinolina…

"¿A dónde ir ahora?"

Se ramificaba el eco en mi cabeza, maldita pregunta que se volvía infinita. Todo había perdido sentido y yo la razón, sentía el frío del bosque y yo ardía por dentro, veía la altura de los árboles y yo tan pegada al piso, mis oídos saturados de ruido en pleno silencio de la noche… eran esas paradojas inaguantables siempre habitándome en cualquier mundo… el vértigo se apoderó de mí y presentía que todo pararía en cualquier momento… algo se acercaba... intuía la estridencia de ese gran quiebre entre mis dos opuestas dimensiones, durante toda mi vida habían jalado cada una para su lado, sin tregua, desgarrándome lentamente, dormida o despierta… había llegado la hora… sudaba frío, sudaba angustia y comenzaba a sentir pánico…

"¿Cómo sería?"
Lo sentía... Ya venía…
"¿Dolerá?"
Está a dos respiraciones más, lo sé… debo quedarme más quieta que nunca…
"¿Aquí acabará ya?"
Una respiración más… es lo que aguanté… lo siento, ya no puedo más… sucede de una vez por todas… aquí estoy…

Entró como estrépito y con la misma contundencia me penetró tantas veces como le fue posible, tantas veces como se lo pedí… mis pezones se erigieron de inmediato como dos faros dando luz y paso a su abundante cabellera, la cual venía de mi sur, acercándose cada vez más sin dejarme ver lo que hacía, su roja melena lo cubría todo, lo escondía todo…

"¡Magia pura! ¿Qué clase de hechizo es éste?"

Sentí que mi cuerpo se desvanecía… ya no pesaba nada, ahora era ligero, brisa, agua… lo estaba convirtiendo todo en mar a su paso…

"¡Muéstrame ya tu rostro! Déjame ver quién es quién revuelve mis humedades, la animalidad que con su lengua separa y juega con mis poros, la deidad que los reacomoda a su capricho…"

Esta vez no me confunde este nuevo orden, aunque jamás lo haya visto ni en sueños, aunque jamás lo haya sentido en mi realidad, esta vez no experimento el vahído de la contradicción…

Llegó hasta mis senos, justo al límite invisible que enmarcaban mis dos faros y como monstruo marino a punto de hacer su entrada en plena urbe, se detuvo, se levantó sobre mí y era aún más grande de lo que pensé… ¡más espectacular!

"Harás polvo mis murallas y mi ridícula crinolina" vaticiné...

De pronto, pude ver cómo se abría ese hermoso telón rojo que cubría su rostro, develando lo inconcebible…

Horas más tarde, me puse de pie... volví a caminar… ahora mis pasos cincelaban el suelo, la mirada me había cambiado, mi olor se había transformado, ya no sudaba esa ligera pestilencia de la desdicha, mi carne reverdeció con los riegos de su cuerpo, mis ganas se alertaron ante su peligro… fui rescatada en medio de la nada, acudió a mí en absoluta oscuridad, a punto del estallido, en plena caída al abismo… al borde de la más ruin resignación...

Sólo un ser mítico, sólo otro ser sobrenatural respondería a tan escalofriante llamado... sólo otra mujer…

jueves, 25 de julio de 2013

eras inmoral, eres inmortal...


Ni todo el amor del mundo, logra matarme…

Por ese te elegí Jorge, no porque te amara sino porque contigo tenía más que aprender… tú me harías crecer, me enseñarías lo indómito, invocarías mi naturaleza, desnudarías mi intención, poseíamos el mismo espíritu… tú eras esa clase de oscuridad ante la cual, a manera de imán, yo vibraba por dentro al tenerte cerca, la veía en tus ojos… eras seducción y belleza, arrogancia e inteligencia, corrosivo, sexual y confiado... en tu pisada, la fuerza que yo suplicaba...


Se veía que hablabas con las sombras, les conocías y lo más importante: ya actuaban a tu favor, te acompañaban, de eso estaba constituido tu halo, de ahí que robaras aliento a tu paso... yo necesitaba eso, ya no quería ni podía ignorar las mías.

Codiciaba tu mirada... era la prueba de tus conquistas, invadías sin titubeo, atravesabas sin consentimiento, la posabas fija en lo que fuera tu deseo y con esa ligera sonrisa de burla al anticipar los torpes intentos de l@s otr@s por esquivarte, te convertías en muerte segura... al menos, para mí...

A él, a él lo amaba… él era seguridad… él era protección, él, de los que saben cuidar (a tod@s nos gusta que nos lleven de la mano), él era certeza, él era entrega… sin embargo, habemos mujeres que después de cierto tiempo y trayecto, necesitamos más… queremos lo inhumano, queremos domar monstruos, queremos navegar entre fuego, sudar duda y euforia, enloquecer y conquistarnos… y así, volvernos lo doble de la mujer que éramos… para después descansar nuevamente a lado de nuestro amor, soltarnos a su voluntad, en la templanza… así, él será quien guíe, él será quien decida, él debe tener ese carácter… sobretodo para dejarnos arder nuevamente y ver cómo nos multiplicamos infinitamente... debe saber que retornaremos a ser Diosas a su lado, porque lo somos debido a su fe, pero sólo si posee el carácter…

Él sabía cuidar, pero necesitaba a mujeres pequeñas para poder hacerlo… y yo lo era, pero no me quedaría así, por eso te elegí Jorge… y él... él encontró otra mujer pequeña…